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Historias de Verano (Parte I: Las Alineaciones)


28 de diciembre 2016 (3:30 a.m.)

“Pisa fondo, Nataniel, la carretera es solo una línea recta”, aconsejó Jeremías.

“¿Al menos has traído un tema de conversación esta vez?, no quiero quedarme dormido manejando como el año pasado donde solo hacías bromas con flatulencias”.

“Brother, he conocido a alguien, y hasta tiene una amiga para presentarte”.

“Temas románticos en paréntesis y se quedan en Lima, no nos vamos al norte a continuar problemas”.

“¡Pero les tengo que contar!”

“¿Acaso ves unas chelas para empezar a hablar de sentimientos?”

“¿Dónde están los otros tres? Solo dijeron que iban a mear, ojalá no me atoren el wáter”.

“Ahí vienen”.

“¿Por qué se demoraron tanto? Seguro no apuntaron bien, espero que hayan secado.”

“No pasa nada, fuimos a despedirnos de tu hermana”.

“¿Qué? ¿Así es, Roy? ¿Entre patas?”

“No, huevón, tu hermana se despertó por la bulla que hicimos, se cortó la pita al jalar la palanca y la reemplazamos. Pero la tapa se golpeó y sonó fuerte”.

“Ahhhhhh”.

“Bueno, yo sí quería ver a tu hermana”, dijo Franco.

“Y yo también”, secundó Juanjo.

“En vez de alucinar a mi hermana, ¿podemos empezar el tercer trip anual al norte?”

“Mete pezuña, Nata”.

Y a medida que el motor sonaba más, y el humo salía de la parte posterior. El grupo de amigos al norte partió.

“Oigan, conocí a una chica muy interesante, hasta podría…”

“Compadre, ¿ves que hay alguna cerveza servida aquí?”, interrumpió Roy y las primeras carcajadas del viaje resonaron.

“Son unas mierdas”.

“Pero somos tus mierdas. Las que no dejaremos que pases por el wáter, Jero”, dijo Nataniel con una sonrisa. “¡Vamos a pasarla de puta madre, y a traer anécdotas para contar y presumir!”. Los integrantes asintieron y respondieron afirmativa y eufóricamente. “Juanjo, pon la playlist que armaste, que dure unas 4 horas, hasta que lleguemos a Caral”.

 “Por suerte la llené de Queen y Led Zeppelin”, respondió Juanjo.

“Por eso estás aquí, mi hermano”, felicitó Nataniel y pisó el acelerador.

“Aguanta, ¿Nataniel dijo mierda?”, preguntó Franco.

28 de diciembre de 2018 (4:30 a.m.)

“Sube, Zonzorroy, espero que hayas traído un pañal para no mojar los asientos como la última vez”, advirtió Jeremías.

“Pucha, Jero, solo necesitas un error, solo uno para que te condenen toda la vida”.

“La pichi no es cualquier error”, replicó Juanjo.

“Ni digas nada, cuerpo de táper, me jodiste publicándolo en todas las redes”.

“Lo puse en historias que duran solo un día”.

“¿Y por qué sigo siendo el meón después de 2 años?”.

“Porque seguro aún se te escapan gotitas”, carcajeó Franco.

“Bueno, si alguien quiere ir a orinar, puede hacerlo en la última casa, no rompan baños y apunten bien, no queremos problemas con su aseo”, dijo Jeremías.

“¿Entonces para qué lo traemos?”, preguntó Juanjo.

“Porque siempre estuvo con nosotros”, respondió Franco.

“Huevón, ni siquiera nos quiso acompañar a ver Avengers”.

“Yo solo sé que si me jode por no poner el jabón en la jabonera, se lo meto por el…”, dijo Roy.

“Él es pata, siempre lo fue y lo será”, interrumpió Jeremías. “Este es el primer viaje después de dos años. La vamos a pasar de puta madre como se debe. No nos vemos hace tiempo. Sacaremos las chelas el 2 de enero a la medianoche como siempre”.

Todos mantuvieron silencio y miraron hacia las ventanas.

“Igual que no joda por si me tiro un pedo”, dijo Roy.

“Mientras no sean metralleta, no creo que friegue”, respondió Jeremías.

“Pero si esos son los menos olorosos”, agregó Juanjo.

“¿En serio vamos a empezar el viaje hablando de pedos?”, increpó Franco.

“Tienes razón, no hay debate acá, los silenciosos son los más olorosos”, respondió Roy.

Las primeras risas del viaje asomaron.

“Ya llegamos, pidan baño si es necesario y, Juanjo, no saquees la refrigeradora. Si él es así, no sabemos cómo puede ser su vieja”.

“Carajo, Jero, ya pareces su vieja más bien. Relájate, hermano”, respondió Franco.

“¿Y cómo?”

“Pensando en el motivo y las recreaciones”.

“Ojalá, esperen voy al baño con ustedes”.

Jeremías se levantó de su asiento y se acercó a la puerta de la casa que aún nadie abría. Llamó al celular. “¿Aún no estás listo para salir? Bacán, ya estamos en la puerta”.

La puerta no tarda en abrirse después de 5 minutos.

“Hola, gente, mi maleta pesa un montón”.

“Me imagino que es por tu neceser”, respondió Roy.

“Igual traje shampoo para ti. Si quieren ir al baño, pueden usar el que está a la derecha. ¿Todo listo, Jero?”.

“Todo listo, Santiago, gracias por unírtenos”.

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