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El Romántico Don Nadie

Intro

Dejando de lado un ratito la historia de nunca acabar en Máncora, me puse a recordar cuando abrí este blog hace dos años atrás, con las intenciones de tratarlo como una terapia personal, como una automedicación donde plasmaría mis desequilibrios así como mis sentimientos más retenidos; con el fin de expresarlos y sacarlos de mí para evitar que algún día revienten mis entrañas.

En su primera y breve versión traté de contar de manera extensa todo lo que había vivido; es así como salen los posts de Yénesis, Aquel Pequeño Grumete y Polvos de Origen. Los dos primeros escritos en plazo de una semana, y éste último publicado en marzo, ya que se había dejado inconcluso a finales de febrero.

Aquellos tres primeros posts fueron hechos inmediatamente después que hubo un crack en mí; dígase un momento de incidencia, variación, movimiento, o mejor dicho cambio.

Definitivamente y con algo de vergüenza me considero una persona rutinaria o de costumbres, y por ello cualquier cambio para mí es asfixiante. Peor si es uno como aquel crack; que no significaba cambiar alguna parte de mis actividades, como romperse un brazo y dejar de hacer pesas; sino un CRACK que definiría un antes y después de lo que soy actualmente.

Si dejo de ser cucufato, y me atrevo a ser directo, todos sabemos que el crack fue mi situación del fin de una relación con la susodicha, la X; cuyo estatus actual para con el blog es de aún innombrable o NN, y quizás enemiga para los lectores con ápices de fanáticos (que aunque no lo crean, hay un par de sonsos, con todo respeto para ustedes que los amo).

En esos tiempos quise recordar lo que yo era, definir quién era, de lo que había sido a lo que pasaría a ser; y por necesidad o voluntad de mi cerebro empecé (a manera de terapia) a armar una temprana autobiografía mia; todo bajo el título de Don Nadie que nació adecuadamente a partir del sentir del momento.

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A veces el blog está abandonado porque tengo bastante flojera o porque en ciertos pasajes del calendario obtengo cierto equilibrio emocional en mi día a día.

Justamente hace un par de semanas me han regresado las ganas de escribir con intensidad, antes lo hacía como obligación para terminar lo de Máncora, ahora quiero mencionar algo de mí; o mejor dicho, de un personaje nuevo.

Tranquilos, no estoy desequilibrado ahora, menos loco; No he tomado mis pastillas, porque nunca las he necesitado, y casi no me las han recetado. Y es que finalmente después de contarles acá de Lo que Odio de los Domingos o mis Líos Dominicales entre otros tristes tópicos; les comento que después varios años, siento esas cojudas mariposas en el estómago.

Ni con todo el laxante del mundo las mataría, ni empachándome con el más suculento ají las quemaría; solo puedo soportarlas con piedras en los bolsillos, y con plomo en los zapatos.

Me parece totalmente raro todo esto, pensé que no más lo sentiría, o que al menos lo erradicaría a propia voluntad, pero ahora entiendo porque estas cosas que al final se dice amor o sentimientos son un tipo de enfermedad mental.

Pude superar una depresión de varios meses sin una píldora para las malditas ansiedades y para la desatención o falta de sueño, obviamente si superé lo malo, lo bueno me cae como un lindo pasatiempo.

Lo admito, el hecho que tenga este síntoma me alegra muchísimo, pero también me alerta, mi historial romántico no se caracteriza necesariamente por ser extenso y feliz. Aunque parafraseando a mi amigo el flaco; "sabes que es lanzarte al riesgo, cholo"; y si no me lanzo voy a hacerme viejo renegando de por qué no lo hice.

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Hablemos de mí en el estado romántico o pretendiente:

El Julio romántico es un imbécil, definitivamente, es un tipo chapado a la antigua, correcto, caballeroso, cucufato y maricón. Está de mas decir que es un torpe huevón. Porque cada vez que está con la chica a la vista va a moverse como un tronco; si está sentado va a mover las piernas de una manera constante, que cualquiera diría que se está pajeando.

Una lástima que de chibolo le hayan gustado bastante las novelas de Televisa o los cuentos de Disney, de aquellos donde aparece el famoso final Feliz. Lo más triste es que él sabe que eso no ocurre, que cuando él hable y diga cosas bonitas, la chica no va a acercarse a él con la intención de besarlo, porque eso solo ocurre en los sets de TV o películas.

Lo bueno que él ya corrigió es que no habla como un afeminado al momento de expresar sus sentimientos; "caramba! ¿por qué hablas así de raro? ¡habla normal!" le dijo una vez Capulí cuando Julio Romántico se expresaba por teléfono. Es verdad, deberían censurar a Fernando Colunga y a Eduardo Santamarina por hablar así en sus novelas, que a Julio se le pegó. ¡Con razón debutó a una edad avanzada!

Cuando está la chica, se le nubla la mente, al menos en las primeras veces que cruza palabra con ella, lo peor es que no sabe que hacer con sus manos, afortunadamente no sudan, pero sí que se mueven con nerviosismo extraño. Tampoco sabe como sonreírle, porque él sabe que su sonrisa no es necesariamente su atractivo, así que la retuerce de miles de maneras, para que al final de la sensación que tiene un dolor estomacal bravo.

Vamos a darle un crédito, es un tipaso por el lado que siempre está pendiente de la persona, ha aprendido a no ser evidente, después que sus amigos lo cogieron a patadas para que entienda que a veces ser indiferente es lo mejor, pero aún así está atento de lo que ella pueda requerir, y pueda aportar a ella con los pocos recursos que pueda contar él en ese momento; una pena que no sepa mucho de detalles, porque la verdad no es su fuerte; aunque hay episodios en que se esfuerza y hace buenas jugadas; una lástima que por su forma correcta y conocido estilo de vida le dicen "Eres un tipo para estar... pero yo busco eso a los 30".

Sus amigos le dicen que debe ser más lanza, pero él cree que los lanza son pendejos, le atemoriza adquirir tal poder porque "si estoy huasca, con la voluntad baja... podría hacer algo que me arrepienta"; a lo que sus amigos le dicen "hasta que consigas una flaca... ayayay... hasta ahora no entendemos cómo hiciste para debutar sin drogas". Sus amigos lo quieren, pero saben que sus maneras chapada a la antigua, y obviamente su actitud de "termo" van a hacer que se quede soltero buen tiempo; algunos de ellos hasta han empezado a marketearlo increíblemente en distintos círculos sociales. "Imbécil! Ya está todo hecho! Sólo debes ir a la puta fiesta! ¿Qué quieres que te recoja en taxi?" Sus amigos se quejan. La verdad que lo quieren, porque aún así, siguen insistiendo.

Hace poco empezó a reconocer que no es Feo, o al menos no tanto como sus amigos del colegio le dicen aún; alguna y rara vez que se encuentra uno a uno con viejas amigas de cualquier lado le dicen que alguna vez tuvieron cierta atracción hacia él; pero que luego ya no. Él nunca pregunta, quizás por miedo, pero como las chicas cuentan la historia es como explicar "porque nunca haces nada, y eres mejor como amigo", le explican al demasiado correctito Julio.

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(regresando a la primera persona)

No puedo echarla a estas tierras llanas del blog, ya que es una persona totalmente nueva, y no quiero un reverendo cachetadón o un reclamo airoso por pintarla enteramente acá; igual tampoco va a ser como el gran escándalo, ni algo parecido a la chibola de Bayly; además, los lectores acá somos pocos y discretos.

Curiosamente en esta ocasión, y después de todo lo que ha pasado, siento e incluso presiento que he actuado de una buena manera, total, hasta la fecha, y si hablamos en resultados; diré que la confianza está obtenida.

El inicio de mi idilio ha sido bastante atípico, mas que nada por culpa mía. Obviamente me llamó la atención cuando la vi por primera vez, porque ante mis ojos deslumbró. Y el solo verla me traía un tipo de calma, pues su aura se sentía y se siente bien; de tan solo hablarle por primera vez sabía que compatibilizaríamos.

Aún así en los inicios preferí no involucrarme mucho e hice caso omiso a esas indicaciones, y es que a pesar que llevo ya poco más de año y medio soltero en definitiva, y sobre papel dos años; aún no me sentía listo para una relación; o más que estar listo, un tipo de miedo a ese riesgo que acarrea todo esto, total, un "sí" da camino a la felicidad, un "no" no me mataría pero traería una frustración. Es así que mejor no cambiar nada, ya que mi vida calza moderadamente según lo que yo quiero, en una soltería elegida con tranquilidad emotiva.

De ahí fuimos conociéndonos, superficialmente, como aún lo hacemos, donde terminé convenciéndome de la fina y excelente persona que es. Todo iba tranquilo, la confianza fluía, buenas conversaciones, buenas bromas, sonrisas, los jeje y jaja; hasta que un día caminando empecé a pensar mucho en ella.

Pensar en una persona 2 minutos está bien, pero 10 es algo que ya me preocupaba; sólo ese tiempo lo dedico a un problema, una travesura o maldad que voy a realizar. Cuando zarandeé mi cabeza me preocupé ... alegremente. "No estamos para esas cosas ahora" hablé conmigo mismo.

Las interacciones con ellas ocurrían, y mientras más confianza, más temas, su sonrisa se quedaba en mis ojos,una sonrisa verdadera que lleva alegría y que seguro la regala a todo su entorno, y su mirada, aquellos ojos que demuestran vivacidad, energía y encanto, ojos que se enternecen y amagan con cerrarse cuando ella sonríe.

Puede ser que me guste también porque ella es alguien que siempre me escucha, a pesar que mis discursos puedan ser un floro aburrido digno de emitirse en el canal de la monjita que lee su Biblia, pero ella siempre me presta atención, con su rostro algo seriecito, mirándome a los ojos haciéndome entender que no quiere que se le escape ningún detalle que diga, qué delicia es ese placer. Puede ser también que se ría cuando digo alguna frase sin sentido, o alguna cojudez de primera, me regala una risa, y si alguna ha sido fingida, no me importa.

Pero esas son cosas mías, por mi lado me gusta escucharla, cuando comenta sus andadas, me gusta apoyarla cuando lo necesita, si es que mi apoyo puede resultarle efectivo, me atrae esa diplomacia, discreción y expresiones al momento de tratar a las personas; admiro su trato social, esa capacidad de arrancar sonrisas en el inmediato de obtener tres palabras de ella; y obviamente, lo digo sin siquiera conocerla mucho, admiro su inteligencia, sobretodo la emocional.
Y lo que confirma que me gusta, es que no pienso en sexo como lo haría comúnmente, sólo pienso en pasar tiempo con ella, el mejor de los tiempos.


Esta persona, ha hecho que tenga un alegre desequilibrio, la experiencia evita que me vuelva loco, lo que me agrada este interno pasatiempo. Pienso en ella, me acuerdo, las mariposas revolotean, aún así quiero matarlas.

Con todo ello, no me queda más remedio que declararme en estado de atraído por esta persona, muchos dirán que templado, pero eso no es cierto, enamorarse es una palabra fuerte en estos momentos, ahora todo está dentro de mí, controlado como bóveda de banco. Ahora sólo pienso en tácticas y en como de dejar de sentirme como adolescente.

Me acercaré a ella algún día, para expresarle esto, total, recordando que mi historial amoroso no es extenso, y tampoco feliz, en caso haya un No, quizás me caiga como algo natural.

Es Domingo en la tarde... entra una linda brisa en mi sala, desde las grandes ventanas el sol del atardecer da una lumbrera pacífica a esta parte de la casa; estoy ahí solo sentado en el sofá, como siempre, viendo alguna película o serie. Me acuerdo de ella, sonrío. Es la primera y única persona que invitaría para que me acompañe en la escena. Deseo que los dos estemos ahí callados, disfrutando con la película la tranquilidad de este silencioso domingo, con su cabeza sobre mi pecho, mientras yo jugueteo con su cabello. Regreso a mi realidad, sigo solo, "algo tiene que hacerse" me recuerdo, "a la siguiente vez le digo" me miento. Ruego no ser tan torpe ni monse esta vez... continúo con la película.


Nota Final:

Me ha gustado escribir este post, y se quedará acá pase lo que pase, no tengo ni la más mínima idea que puedo hacer mañana o en los siguientes días, pero voy a dejar esta pieza de cursilería por acá. Ya que le cambia aun poco la tonada a este blog a veces tristón y renegón.

Anhelo ser alguien para alguien, pero aún así soy y seré un Don Nadie, vivo como los demás, cuento historias que le puede pasar a todo el mundo.

Perdido en Máncora (Parte VII): Bienvenidos

-Hasta que al fin llegaste maldita Porlles jodida! Estoy hace rato con este sol de mierda, que mata todos los microbios, mientras me cose la carne! - Dijo la chata, que estaba bajo una sombra esperando el accidentado y demorón carro de Cial.

-Jajaja, Chaaaataaaa!! Yeeeee!! No te preocupes por el sol que acá con Julito se nos ha antojado un rico cuy!! Jajaja.. - Dijo Miss Porlles de un salto al ver a su pequeña amiga.

-Julio?? Qué Julio? ¿El chibolo? Verdad que iba a venir, pero... ¿¿dónde está?? - se mostró sorprendida la chata.

-Ni idea, OE CHUCKY!!! ... seguro ya se me escapó... ayer ha estado de mal humor, y no sé por qué...

- Ya quisiera escaparme de tu lado, chica enérgica!! Pero alguien tiene que cargar y evitar que tus maletotas se pierdan... - Aparecí yo detrás del bus, cargando los paquetes.

-Ah verdad! Ya sabía que algo se me pasaba! jajaja... Bueno, pero no te vas a ningún lado, porque ahora con la chatitss, ahora armamos un super grupo..yeee!!!

-Ta madre...ahora somos super... (dije en susurro, amagando recoger una maleta)

-Ah! Hola chatita, espero que hayas tenido un buen viaje, no como nuestra larga aventura en el bus... en fin...ya luego te lo comentaré. - Saludé yo a la chata.

-Ja! Ya me imagino con esta loca lo que habrás pasado, bueno, ¿y ahora qué?¿A donde vamos Porlles? - Me dijo la chata en buena onda.

- Bueno, yo digo que celebremos nuestra llegada con una chelita. - Dijo atinadamente Miss Porlles.

-Finalmente escuchaste al pueblo, Miss Porlles... - le dije finalmente animado


Los tres del "super grupo" con nuestras chivas enrumbamos a uno de los tantos locales cebicheros-cheleros que hay en Máncora, fuimos al más simple, para sentirnos cómodos; conversamos un rato acerca de todo lo que pasó en el bus, lo que era gracioso para Miss Porlles, y a la vez lo tortuoso que fue para mí; hicimos varios "salud" y una que otra broma; las chicas chismeaban, mientras yo pensaba un plan de escape para no perjudicar sentimientos de nadie, sentimientos que estaba seguro que no se perjudicarían si yo me iba.

Decidí quedarme un día más, total, era año nuevo en Máncora, y quería comprobar la calidad de ese mar que tan bien había escuchado.

De repente, Miss Porlles soltaba el celular, se tomó de un sorbo toda la chela que le quedaba en el vaso, y de una exclamación de SEQUEN SU CHELA, nos levantó a los dos de la mesa.

Ni bien salimos del techo del lugar, descubrimos que el sol era aterrador, incluso para mí que tengo gran resistencia por el hecho de ser chiclayano y además de considerarme un espécimen amante del dios de los Incas. Cruzando la pista, Miss Porlles se acercó a una camioneta, nos hizo una señal con la mano para que no demos un paso más. La chata y yo vimos que conversaba y discutía por la ventana de la camioneta con el copiloto; unos momentos después bajó esa persona misteriosa. Era una joven de tamaño promedio, de pelo bien negro y largo, vestía con un top bikini, y un short jean, llevaba puesto lentes oscuros; tenía tatuada la boca de los Rollingstones en la teta que está encima del corazón y otros animalitos de Disney en ciertas partes del cuerpo. No soy fanático de los tatuajes y accesorios, así que iba a lanzar un comentario "gracioso" acerca de lo que veía, pero me callé cuando vi que la chata llevaba un tatuaje aceptable en la espalda.

"Al menos la petizita de mi costado sabe elegir sus manchas corporales" pensé con interior sarcasmo.

Se sacó los lentes, y se acercó a nosotros dos, nos saludó, me dijo su nombre pero era bastante simple como para recordarlo así que la llamaremos "A". A la chata la saludó como si la conociera de tiempo, un abrazo fuerte y hasta se animó a llamarla "que lindo que hayas venido cojuda!". En cambio, mi saludo fue tenue, suave, incluso hasta desagradable; luego escuché que le dijo a Porlles "Oye perrita, ¡no pensé que salieras con niños!". Como buen sanmarquino, no soy prejuicioso, pero sus ademanes (y los tatuajes) ya me daban indicios que esta señorita es de las chicas buenas que hacen cositas más divertidas de las comunes.

Nos pidió que subamos de una manera muy masculina a su camioneta, yo como bueno me acomodé tranquilamente, obviamente después de las señoritas. "A" volteó la cabeza a mirarme, y yo le sonreí como un niño miedoso. "¡Qué rico se sienta el niño! ¿Quién va a cuidar las cosas que están en la tolva?"

Y en la tolva me acomodé con el sol más bravo de ese verano, según confesión de la propia "A". Fuimos a parar a un hotel. Miss Porlles bajó.

-Asu mare, has estado 10 minutos ahí y ya estás tostándote! jajaja, ¡¡pobre mi chucky!!
-Hey... ¿ no nos íbamos a quedar en la casa de tu amiga?
-Ehhh.. sí.. bueno yo sí, al menos, lo que pasa es que su prima trajo más gente de lo que pensaba, y bueno, ya no entran ni tú ni la chata, así que les estamos buscando un sitio que les sea cómodo y barato... ¿no hay problema, no?
- ¿Acaso tengo opción de objetar ahora?

Mientras que A regresaba diciéndonos que no había sitio, fuimos a otro que tenían un par de sitios, pero el precio era tremendamente alto para lo que ofrecía. Entonces baja el chofer de la camioneta, bueno LA chofer. Mantenía los mismos rasgos físicos que "A", y definitivamente también los tatuajes, no es que me fije en los senos (mentira!), pero si "A" tenía la boca de los Rollingstones, ella tenía el par de cerezas; sí una en el brazo tenía a Bugs Bunny, la otra tenía Mickie Mouse; curiosamente su nombre también es bastante simple, pero no la llamaría"A2", ya que ella es 10 años mayor y se notaba en el daño que la edad hace en el rostro; y como la puedo distinguir, le diré en adelante "B".

-Oye chibolo tostado!! Anda ayuda a mi prima a ver por qué no salen tus cuartos! ¿Eres el interesado o no? - me dijo "B", demostrando los mismos ademanes que "A".
- Yayaya..

Entré en vano, porque al final el tío se cerró a pesar que dije que pagaba. Después de ello, las chicas "maremoto" me pasearon 30 minutos en la tolva bajo el inti de Máncora. El pequeño viaje terminó cuando llegamos a una casita de dos pisos al costado de un cerro; al parecer era un hospedaje que luego se convirtió simplemente en casa; "A" y "B" eran bastante amigas de la dueña, así que la convencieron para que tirara dos literas y nos den un cuarto para la chata y a mi persona.

Me pregunté desde un inicio porque no vinimos acá directo, pero no me animé en hacerlo, ya que sonaría a reclamón, y en mi condición de humano cocinado por el sol, junto con el dolor de la insolación de la cara, me dolería aún más los bravucones ajos y cebollas dirigidos a mis oídos.

Finalmente las amables gemelas se fueron en su camioneta dejando a Miss Porlles con nosotros. Acomodamos nuestro equipaje en cinco minutos, para dirigirnos en un cantar a la razón principal de nuestro viaje, el mar de Máncora.

Ellas se metieron juntas al baño, y se colocaron sus bikinis en tiempo récord, mientras que yo, hombre práctico, hice el cambio de short por la ropa de baño en 10 segundos. 15 minutos después, llegamos a la arena blanca; y frente a nuestros fofos y deformes cuerpos estaba la majestuosidad de un mar que invitaba a los placeres de las olas su regazo.

Colocamos nuestras toallas en la arena, se sacaron sus polos y empezaron a colocarse el bloqueador entre ellas, cosa que fue nada sugerente (por no decir alguna maldad), yo me senté al frente del mar, presenciando el espectáculo que tenía al frente mio. Sentarme a ver el océano es un tipo de ritual personal que tengo cada vez que voy a una playa nueva; me relaja bastante, y me hace recordar que esos son los placeres de la vida.

Pero esta ocasión, era bastante distinta; estaba sentado frente a uno de los mejores mares del mundo un 31 de Diciembre del 2008, en uno de los peores años que había vivido; en la primera parte del año, sentí que perdí lo que había cultivado en los años anteriores; un relativo respeto laboral, una alegría desbordante, una rutina que me gustaba, perdí amigos por mi mal juicio y lógicamente perdí, a la que yo creía "la chica". La segunda parte del año, fue tratar de recuperar todo ello, incluyendo la chica.

Estaba ahí sentado frente al mar de Máncora; recordando todo lo malo, y nuevamente, todo lo malo que me había sucedido en este desdichado año, incluso el no haber ligado en el bus, era una frustración más para echar al saco. Me cogí la parte de la nuca, que es lo que hago para evitar mayor estrés. Los recuerdos seguían viniendo, porque les abrí la puerta, y entonces...

-Oye Chibolo! ¿No quieres que te eche bloqueador? Hey! No corras! Julio!! Chucky de mierdaaaa!!!

Y sí, me saqué el polo, me levanté y corrí al mar, lo recuerdo claramente a pesar que este post lo debí escribir hace un año, pero nunca voy a olvidar como el viento tocaba mi rostro, golpeaba mis brazos, y hacía columpiar las partes fofas de mi cuerpo; al swing de las carnes recordaba a cada uno de mis primos, mis hermanos, mi familia, quienes a pesar que los relegué por buen tiempo, venían a animarme cada vez que me asomaba una cara sepulcral. Me sumergí de cuerpo entero al agua, braceé a ritmo de los buenos amigos que reaparecieron y conocí, de los nuevos éxitos obtenidos después de lo ocurrido, de aquellos viajes que no hubiera hecho si nada de lo malo hubiese pasado, mientras más fuerte el buen recuerdo, más fuerte braceaba hasta la zona donde las olas golpean. Cuando lo sentimiento de lo bueno equilibró con los recuerdos negativos, ya había llegado, me coloqué ahí en posición de cuclillas; con una sonrisa de emoción, satisfacción y por qué no, algo de esperanza. El agua estaba tibia, y limpia, no había chocado con nada en todo el trayecto que hice. Observé expectante como la ola se formaba, era alta, y dejé que cayera sobre mí, como esperando el cachetadón que me despertaría del mal sueño del 2008.

Y así fue, esa ola...me sacó la mierda.

Pero yo, me quedaba en Máncora para someterme a su suerte...